11/9/13

Cambio de Personalidad - Cap. 8

Hola, tanto tiempo no? Si, lo se -_- tuve problemas con blogger y el me gano ok, no :B por suerte se ve que esta solucionado !! Esperemos que asi siga, asi que les dejo el siguiente capitulo de Cambio de Personalidad y NO SOLO UNO, enseguida publico el que le sigue por haberme retrasado tanto ^^ ... Bueno, besos ! Espero que les guste ... 


Capitulo 1
Leer >> Capitulo 9
Capítulo 8: De vuelta a donde estábamos.

—¿Saldrán juntos este fin de semana? —pregunto sorprendida Sakura.
—Ya te explique la razón, debo saber más de el —respondió Ayami mientras hacían fila en la cafetería—; solo me queda pedirles a ustedes un favor.
Nana y Sakura se miraron entre sí.
—Quiero que vigilen a Kai, no quiero que nos sorprenda juntos y vuelva a malinterpretar las cosas —dijo en voz baja.
—¿Cómo sabes que el estará allí?
—No lo sé, solo quiero que vigilen sus paso hasta que termine de investigar y le día termine ¿Si?
—Otra vez de espías —dijo Sakura.
—¿Otra vez? —pregunto Ayami.
—No, no es nada —dijo riendo Nana mientras tapaba la boca de Sakura, recordando el día que la siguieron a ella y a Tsubasa pensando que tenían una relación secreta—¿Y a qué hora se encontraran?
—Por la tarde.
—Entonces debemos ir temprano a la casa de Kai para saber dónde anduviera —decía Nana mientras pensaba—; salvo que encontremos a alguien que nos de esa información —Miro a Sakura con una sonrisa macabra.
—¡¿Qué?! —grito Sakura al saber de qué se trataba.
—Solo debes hacerte la linda con Sazuke, él es compañero de Kai y se hablan. Podrá decirnos que hace ese día o incluso podríamos mandarlo a que lo invite a estar con el —decía Nana.
—¿Pero porque?
—Porque el gusta de ti, Ayami lo confirmo.
—Pero pedirá algo a cambio y yo no le daré nada.
—No tienes que hacer nada que tú quieras, pero algo debe recibir. Tal vez le puedes prometer subir a un juego con el cuándo la salida de Ayami finalice.
Sakura aún no lo tomaba muy bien, pero acepto por el bien de sus amigos, ya que a Tsubasa lo consideraba uno ahora. El tiempo había pasado y las cosas entre ellos había mejorado, ahora ya no había peleas, sino amistad.
Más tarde ese día, Nana-acompañada por Sakura-habló con Sazuke, el cual no entendía mucho el porqué de su misión pero acepto sin pensarlo dos veces al saber que subiría a una atracción con Sakura ese fin de semana. Tsubasa no estaba enterado de nada, pero según Ayami eso no hacía falta.
La semana termino muy rápido y el sábado-el día en que saldrían-, fue un día de puros nervios para Tsubasa. Pese a que él sabía que no era una cita, se sentía nervioso como si lo fuese; nadie le creería, pero era la primera vez que se sentía así de nervioso al salir con una chica. No sabía que ropa usar, de todos modos no sorprendería a Ayami con su propio cuerpo, así que tomo lo mas cómodo y abrigado con esperanzas de pasar un buen día y no dejar que su corazón se precipitara. La hora de la reunión se aproximaba, salió calmado hasta el punto de encuentro mientras se dejaba llevar por sus pensamientos y el frio. Mientras tanto, Sakura y Nana seguían a Sazuke, quien había estado desde el mediodía con Kai. Este sentía que era extraño que Sazuke quisiera que le explicara para los exámenes, aun así había aceptado y se pasaron varias horas en la biblioteca. Pero cuando ya no había más que explicar, Sazuke no supo que hacer, Kai quería regresar a su casa.
—Debo ir al baño —dijo Sazuke—¿Me esperas?
Kai no entendía porque debía esperarlo, ya que no eran tan buenos amigos, aun así asintió.
—¿Y ahora qué hago?
—Está bien, ya hiciste suficiente —Le dijo Nana—; ahora solo nos queda seguirlo, Sakura.
—No sé por qué hacen esto pero… ¿Puedo acompañarlas?
Ambas se miraron.
—Puedes sernos útil, está bien —respondió Nana.
Sakura no lo tomo con tanta alegría pero Sazuke estaba emocionado. Luego regreso y se despidió de Kai, el cual lo seguía mirando muy extraño pero aun así se despidió y regreso a su casa, sin saber que lo seguían.
—Parece que se quedara en casa —dijo Nana—; esperaremos en el café de aquí al frente.
Sazuke estaba con una sonrisa de oreja a oreja, no solo compartiría un juego junto a Sakura, sino un día entero. Volviendo a Tsubasa, él ya había llegado al lugar que Ayami le indico y esperaba por ella.
—Aquí estoy ¿Esperaste demasiado? —dijo sonriendo Ayami.
—Se supone que la chica es quien llega tarde, tonta —reía.
—Me… ¿Me trataste de hombre?
—Siempre fuiste un chico —comenzó a reír—; ya vámonos, hace frio. Creo que esta noche nevara.
—¿Tú crees? Ojala, amo la nieve —dijo ella sonriendo.
—Se supone que debes saber más de mí, no yo de ti —dijo con gracias.
—Está bien, lo siento, señor sabe lo todo —Su voz tenía una pisca de sarcasmo.
Mientras su conversación continuaba, ellos caminaban por las frías callas de su ciudad, la cual más fría se pondría al estar el sol a punto de ocultarse. El invierno y las festividades eran lo que destacaba en ese mes, las luces decorativas adornaban los parques y árboles en su camino, los hogares ya con decoraciones navideñas en sus puertas y ventanas, solo esperaban por la tan pedida nieve con la que los niños se divertían y esperaban que alguna clase se cancelara por los caminos desbordados, sueños de niños en esa época tan festiva.  
—Y entonces ¿Prefieres la nieve o el calor de verano?
—Creo que prefiero la primavera, ni muy caluroso pero lo suficientemente fresco para no morir de sudor, además del rico aroma a flores —sonrió.
Ayami quedo encantada, no sabía que debajo de ese áspero y frívolo aspecto que el antes mostraba, siempre hubo alguien que pensara de esa manera tan dulce.
—Mmm… ¿Dulce o Salado?
—¿Esto es un interrogatorio? Me siento acosado —dijo mientras reía.
Ya estaban en la entrada del parque de atracciones, muy grande para sorpresa de ambos, con decoraciones navideñas por donde fuera que sus ojos miraran. Familias por doquier paseando con sus hijos, parejas y grupos de amigos llenaban el lugar, pese a que era el primer día, la voz de estas atracciones había corrido lo suficiente para que muchos llegaran con ansias de diversión ese día.
—¡Que cantidad de personas! Nunca pensé que se llenaría el primer día —exclamo Ayami sin despegar la mirada del inmenso parque.
—¿Y qué esperabas? Es la inauguración, ñoña.
—Anotando, Tsubasa puede ser buena persona pero muy insensible a la vez.
—¡No lo anotes en serio!
Ayami reía, mientras comenzó a caminar para entrar al parque, seguida por Tsubasa quien aún la regañaba. Las atracciones iluminaron los ojos de ella, pese a que siempre debió ser la más responsable en su casa, amaba los parques, le recordaban a su niñez. Siempre iba en familia, esta sería su primera vez con un chico, aunque no lo veía del modo que otra chica lo vería, además que en esos momentos ella era el chico en esta salida.
—Espera, no corras tan rápido. Tus piernas son muy cortas —gritaba Tsubasa.
Una mujer mayor lo oyó y lo miraba raro, esas palabras le había dado curiosidad a la mujer. Tsubasa se percató y le sonrió diciendo “solo bromeaba”, luego siguió corriendo tras su compañera. La mujer aun no entendía, solo reía mientras pensaba en la juventud de hoy en día. Después de tanto correr, alcanzo a Ayami cuando esta freno en una atracción muy salvaje, la montaña rusa, un juego que seguro un hombre amaría más que una mujer, pero en este caso era al revés.
—¿No querrás subir a eso, verdad? —pregunto Tsubasa algo inhibido por tal grande juego.
—¿No me digas que le temes? Eres literalmente una niña —Comenzó a reír.
—¡Claro que no, vamos a subir!
Tsubasa mentía, le aterraban ese tipo de juegos por el vértigo que sentía al subir a ellos. Incluso, casi nunca uso el elevador de su edificio para llegar a su departamento, y eso que solo está en el 3cer piso. Trago saliva y con pasos duros y firmes siguió a su compañera, la cual desbordaba de emoción al saber que su turno ya había llegado. Ya no podía escapar, el juego comenzó. Fue muy divertido, rápido y le causo mucho miedo a Tsubasa, quien no dejo de gritar como una niña, pero gracias a que no estaba en su cuerpo, se sintió libre de asustarse sabiendo que nadie se burlaría de el al bajar.
—En definitiva, eres un cobarde —reía Ayami, la única que sabía que él era un cobarde como hombre—; ahora se mas de ti —sonrió.
Tsubasa no pudo decir nada, el brillo de su sonrisa lo enmudeció.
—¿Qué sigue? —preguntaba Ayami, de tanta emoción se había olvidado el propósito de la salida. Tsubasa solo podía seguirla y sentir un temblor en su estómago y fuertes latidos que recorrían con calor todo su cuerpo, sin importarle nada a su alrededor más que verla sonreír y tan feliz como un niño.
Pasaron el resto de la tarde subiendo a distintos juegos, pero la noche ya había llegado acompañada con un fuerte frio. Ayami recordó su propósito y sintió que había desperdiciado su oportunidad de conocer más de su amigo, todo por su instinto de niño al ver un parque de atracciones. Decidieron parar un momento para comer algo dulce antes del último juego, el cual dejaría que el escogiera ya que ella paso escogiendo todos las atracciones esa tarde.  Después de comprar unas deliciosas porciones de pastel, Ayami corrió a la mesa donde Tsubasa esperaba por ella y comenzó de nuevo su investigación. El aún no estaba tan interesado en comer o seguir paseando, sus sentimientos por ellas iban a explotar si esto continuaba.
—¡Aquí tienes, pastel de fresas! —dijo con entusiasmo—¿No vas a comer?
Pregunto al verlo con la mirada perdida sin prestar atención a la comida.
—¡Eh! Perdón, me distraje.
—Es verdad, olvidaste responder di te gustaba lo dulce o salado ¿Quieres que compre algo más que esto? —Se levantó pero él la tomo del brazo.
—Está bien, come primero.
Ayami le hizo cas, pero aun sentía que seguía haciendo las cosas mal. A punto de comer otro bocado de pastel se detuvo y miro fijo a Tsubasa.
—¿dulce o salado? En verdad puedo comprar algo más.
El la miro sorprendido y no dejaba de mirarla hasta acercarse a una distancia muy reducida entre ellos. Tomo la mano que tenía ella con el trozo de pastel y lo introdujo en su boca, la cual estaba a centímetros de la de ella. En ese momento Tsubasa no vio su rostro al hacerlo, sino el rostro de una jovencita con sus mejillas coloradas por tal acción que él había realizado. Luego se apartó y se acomodó nuevamente frente a ella.
—Me gustan las cosas dulces —dijo sin mirarla.
Ayami aún seguía sonrojada y una cálida sensación recorría todo su cuerpo, algo eléctrica pero reconfortante a la vez. Las palabras le eran difícil de soltar en ese momento, pero debía romper esa atmosfera que ni ella comprendía como se había formado.
—Ya… Ya veo —respondió, aun sonrojada—¿De-Después a que atracción subiremos?
—Creo que ya es todo por hoy, otro día puedes preguntarme más sobre me —dijo desanimado.
—Pe-Pero…
Continuaron comiendo en silencio hasta terminar, luego comenzaron a caminar directo a la salida. Ayami les aviso a sus amigas que ya había terminado, las cuales se sintieron muy aliviadas hasta que Sazuke miro sonriendo a Sakura, la cual ya había olvidado su acuerdo. La llevo hasta el parque con intenciones de subir a la rueda de la fortuna juntos, pero antes le rogo a Nana que la esperara abajo. Esta aceptó y compro comida mientras los esperaba, sin percatarse de la presencia de Tsubasa y Ayami que venían caminado en esa dirección, donde ella esperaba sentada en una banca frente al juego.
Ayami sentía un repentino dolor en su pecho y sabía que si volvían a casa con esos sentimiento luego se arrepentiría, sabía que él no estaba de ánimos y quería por lo menos alegrarlo antes de que el día terminara, aun así la noche ya se había apoderado del parque en donde la luces eran las que llenaban el lugar de resplandor y color. Miro la rueda de la fortuna, no era uno de sus juegos preferido pero era al único al que no habían ido y era el más tranquilo, Tsubasa no le temería a un juego tan tranquilo y suave como ese, al menos allí podrían hablar y así comprenderlo más.
—Tsubasa, espera. Subamos a uno más —dijo mientras señalaba la atracción.
Tsubasa sonrió aceptando, un juego mas no le haría daño, además que era el juego preferido de su madre y antes de su muerte subían juntos todos los años. Ellos no se percataron, pero Nana los vio subir, mientras que Sakura no los noto al estar aturdida de las palabras de su compañero, el cual no dejaba de hablar contándole anécdotas de su deporte preferido. Los coordinadores acomodaron a las parejas en cada cabina y aún vez completadas todas, la vuelta comenzó. Tsubasa permanecía mirando por la ventana, los nervios no le permitían mirarla a los ojos, a diferencia de ella quien estaba muy emocionada aun.
—En verdad eres un niño suelto —dijo el, seguido por una corta risa.
—¡Oye! Los parques siempre me divierten —sonrió—¿Qué me dices tú? No parecías disgustado al subir aquí, también te gustan.
—A todo el mundo le gustan los parques, solo que en mi caso ya no está esa persona que siempre me acompañaba —Ayami sabía que hablaba de su madre por su tono de voz tan cálido—; de hecho, este era su juego preferido —Tsubasa sonrió mientras gurdo unos minutos de silencio.
—Puedo ser tu compañera —dijo sonriendo—; ya no tendrás que estar triste cada vez que visites uno de estos lugares, puedo ir a todos a los que tu madre te llevaba y hacerte sonreír.
El corazón de Tsubasa se aceleró más rápido que nunca en su vida, la sonrisa de ella le ilumino el alma. Tal vez no lo sabía, tal vez él debía hacerla comprender. Sus días ya no eran tristes desde que supo que ella estaba a su lado.
—Me gustas.
Un silencio de apodero de ese pequeño espacio, el sin mirar al frente bajo su mirada al suelo, ella atónita por la sorpresa se sonrojo. Un fuerte latido en su pecho la despertó tomándola por sorpresa, puso sus manos en su pecho y siguió mirándolo con sorpresa.
—No quiero una respuesta, solo quería expresar mis sentimientos —continuo sin mirarla.
Ella no lo dijo en voz alta, pero en su interior lo grito. Ese instante fue en el que su corazón comprendió lo que significaba, lo que su alma gritaba. Solo eso basto para que ambos collares comenzaran a brillar, comprender los sentimientos de cada uno fue la respuesta que resolvió el acertijo, ya no necesitaban de una ayuda, el resto corre por cuenta propia. Ahora ellos eran quienes debían seguir o no a su corazón, deberían escoger sus propios caminos. Un destello luminoso deslumbro la pequeña cabina de la rueda y sus almas regresaron rápidamente a sus cuerpos correspondientes. Fue una sensación extraña para ambos, ya que la primera vez habían estado durmiendo, esta vez sintieron el poder que salía y entraba en ellos.
Sin palabras, mirándose el uno al otro, el juego llegaba a su fin donde ambos debían bajar y seguir el camino escogido. Tsubasa en ese momento sintió dudas de perderla pero el ya no podía hacer más, solo de su respuesta dependía. No quería escucharla, no quería vivir ese dolor por ahora sintió que lo mejor era evitarlo. Las puertas se abrieron y el salió prácticamente corriendo. Ayami no reacciono, el estar de regreso en su cuerpo fue más que una sorpresa ¿Qué haría ahora?

La respuesta no era exactamente el amor, sino el comprender los sentimientos mutuos, aunque para ellos el corazón actuó por si solo dejándoles un acertijo más por resolver, el cual no tenía nada que ver con talismanes o hechiceros, sino con la juventud, con los corazones agitados de dos jóvenes enamorados. 

Flor ~Hana Sakura~ 

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