Aqui el segundo prometido del día !!
Capítulo 9:
Los sentimientos de ella.
—¿Tsubasa, que paso con
Ayami? —preguntaba Nana al acercarse a ella.
Ayami no reaccionaba,
mientras que Sakura bajo del juego al verlas allí abajo seguida por Sazuke,
quien no entendía nada de nada, solo quería ver a Sakura y estar con ella.
—Lo siento, debemos irnos —dijo
Sakura—; después hablamos, Sazuke sonrió y corrió con sus amigas.
—Eh… Nos vemos —Sazuke las
vio alagarse sin mover un musculo.
Después de llegar a un lugar
más privado, Nana continuó insistiendo pero Ayami no respondía.
—¡Tsubasa, respóndenos! ¿Qué
paso con Ayami?
—Y-Yo… Yo… Soy Ayami —respondió
perdida en la nada.
—¡¿Qué?! Ayami ¿Cómo paso?
—Entonces, Tsubasa… ¿Por qué
se fue? —Se preguntaba Nana.
—No estoy muy segura,
sucedió arriba de la rueda…
—¡Deben de estar muy feliz! —sonrió
Sakura—¡Es algo para celebrar!
—Para, Sakura… —dijo Nana
observando la expresión de Ayami.
—Ya… Ya debo ir a casa,
quiero ver a mi familia —Bajo la mirada y comenzó a caminar.
Nana y Sakura la entendieron
y dejaron a solas para que pudiera pensar este cambio con tranquilidad, debió
ser duro para ambos algo tan de repente. Aunque Ayami estaba así por otra
razón, la cual acababa de comprender. Al llegar a casa, esas preocupaciones se
desvanecieron por un momento, momento en que volvió a ver a su familia. Una
alegría inmensa la invadió en su interior, abrazando a todos, los cuales se
asustaron por la sorpresa, ellos no sufrieron su ausencia como ella la de su
familia. Después de cenar y sentirse al fin en casa, Ayami tomo un baño y se
acostó a dormir, antes miro su cuerpo al espejo y sonrió, “al fin he vuelto”
repetía una y otra vez en su mente. Pero en cuanto entro en su cama y se arropo,
los pensamientos confusos volvieron a su mente, la voz de Tsubasa se repetía
una y otra vez.
Al día siguiente se sentía
nerviosa, no sabía cómo encarar a Tsubasa después de lo sucedido, aun así fue
valiente. Al entrar al salón de clases, todo se sintió como si nada hubiera
pasado, como si nunca nada hubiera cambiado. Sakura y Nana la saludaron como de
costumbres, los demás compañeros seguían sus vidas habituales incluso Tsubasa. Él
estaba sentado en su banco y recostado durmiendo sobre su mesa, como siempre lo
hacía, nada era distinto al pasado, todo había vuelto a la normalidad. “¿Pero,
por qué me siento molesta?”; preguntaba en sus adentros Ayami “¿Por qué siento
que esta no es mi vida?”. Preguntas que no tenían respuestas, preguntas que la
hicieron perderse en la nada mientras tomaba su asiento, sus amigas la hablaban
pero ella seguía mirando por la ventana con esa mirada perdida más allá de los
árboles.
—¡Eh! Sakura, perdón… Estoy
algo perdida.
—Nos dimo cuentas ¿Algo malo
paso? —pregunto Nana.
Pero ella lo negó con un
leve movimiento de cabeza.
—¿Entonces por qué Tsubasa y
tu actúan como si nada hubiera pasado? ¿Ya no se hablaran más? —decía
preocupada Sakura, quien había tomado cariño a su nueva amistad.
—No… No lo sé —dijo sin
ánimos—; debo ir al baño.
Ayami se puso de pie y dejo
el salón, sus amigas se comenzaron a preocupar. De camino al baño, Ayami seguía
perdida, caminaba lentamente hasta que alguien la llamo. Era Kai, que estaba
feliz de verla y ansioso por su prometida salida, ya que sería en las fiestas.
—¿Cómo estás? —pregunto
sonriendo.
—¡Bien, bien! En verdad me
siento yo misma de nuevo —dijo sonriendo.
—La verdad que yo noto lo
mismo, sentía que estaba perdida pero hoy te vez… Te vez como la Ayami que ya
extrañaba.
Ayami estaba feliz de hablar
por si misma con Kai, el chico que le gustaba o al menos eso pensaba antes del
extraño cambio. Mientras seguían charlando, Tsubasa paso cerca de ellos y Ayami
lo vio, sintiendo un profundo dolor en su pecho. Ya no sentía a Kai en ese escenario,
sus ojos y corazón seguían los pasos de Tsubasa.
En verdad él los había visto
hablar y se sintió molesto. Ayami no era la única que se sintió extraña esa
mañana, él también estaba sufriendo este cambio, no el de sus cuerpos, sino el
de su relación. Todo volvió a la normalidad, incluso la manera en que ambos se
relacionaban… Eso pensaba Tsubasa. De regreso al salón, Sakura y Nana se
aproximaron a él y comenzaron a hablarle, lo cual lo asusto y hacia sentir
extraño.
—¿Qué hacen? —pregunto
extrañado.
—¿Qué? ¿Ya no podemos ser
tus amigas? —dijo Sakura y Nana sonreía.
—Pero…
—Que hayan regresado a sus
cuerpos no significa que ya no nos agrades, Tsubasa —dijo Nana—; incluso tus
amigos no son tan tontos como creíamos.
Era extraño, pero Tsubasa se
sentía feliz por eso hasta que Ayami regreso al salón. Al verlo junto a sus
amigas, se aproximó a ellos sonriendo pero Tsubasa se levantó de un tiro y
salió nuevamente del salón, dejándolas sorprendidas.
—Hace un rato se lo veía tan
bien con ustedes —dijo Ayami desganada.
—¿Estará molesto por algo? —pregunto
Sakura.
La siguiente clase comenzó a
la cual el no asistió, Ayami no dejaba de ver su asiento vacío y preguntarse
que le podría haber pasado. Después de que terminara, el descanso comenzó junto
a la hora del almuerzo, aprovechando ese tiempo, Ayami comenzó a buscarlo
decidida a hablar con él, este comportamiento que llevaba la incomodaba. Finalmente
logro encontrarlo en el último lugar que faltaba, la terraza, donde solían
almorzar juntos cuando no estaban en sus cuerpos. Ahí estaba el, apoyado en la
baranda del balcón observado el patio de la escuela perdido en sus pensamientos
y acompañado de la soledad, el ruido de los estudiante practicando deportes se
oía de fondo. Ayami comenzó a caminar hacia el lentamente para no asustarlo,
aun asi el parecía estar en otro lugar, no se percató en lo más mínimo que ella
ya estaba a un paso detrás de él.
—¿Tsubasa? —dijo en voz baja
y suave que casi se perdía en el viento.
Al notar que este no
respondía, decidió tocar su espalda, provocando un sobresalto en él. Volteo y
la miro seriamente, algo en ella lo podía por completo pero no iba a dejar que
sus sentimientos se apoderaran de su razón.
—¿Por qué estás aquí tan
solo? —El solo la ignoro y volteo a volver a ver el patio—¡Escúchame! —grito
ella.
—No grites —Volvió a verle.
—Es que tú me ignoras, me
ignoras todo el tiempo —Se sentía impotente aunque también recordó la
confesión, de seguro él debía sentirse avergonzado de verla tan pronto, pensaba
Ayami—; no te comprendo.
—¿No se supone que asi debía
ser? Volver a nuestros cuerpos, volver a la normalidad.
—Si ese es el caso,
deberíamos pelear como antes —Se molestó.
—¿Quieres eso también? ¡Bien
por mí! —Su seriedad la mataba por dentro.
—¡No, no quiero eso!
Tsubasa se aproximó a una
muy corta distancia de ella acercando sus labios al oído y susurro.
—Entonces deja de
fastidiarme.
Después de pronunciar tal
dolorosa frase, se retiró dejándola perdida en la nada con tristeza, el viento
parecía susurrarle una y otra vez esas terribles palabras que hacían que su
corazón se sintiera frio. Tsubasa había sido dominado por los celos y lastimado
a la persona que más apreciaba en ese momento, pero su orgullo era más fuerte.
—Ya eres libre de mí, ya
puedes irte con él… —Murmuro mientras bajaba las escaleras con la mirada
perdida en un abismo de dolor.
Ayami regreso al salón con
una expresión de dolor dejando a sus amigas atónitas y sin palabras, ambas
habían visto entrar a Tsubasa con la misma expresión antes que se retirara
inesperadamente antes de finalizar la última clase. Decidieron reservas sus
preguntas y esperar que su amiga decidiera hablarles, pero esta no lo hizo… La
preocupación de sus amigas se hizo notable, incluso la persiguieron de regreso
a casa, pero Ayami solo les regalo una sonrisa fingida y palabras falsas:
“Estoy bien, nos vemos”; asi fue su despedida. Mudas por el comportamiento de
su amiga, solo les quedaba correr por respuestas a otro lugar pero no sabían
dónde Tsubasa vivía y tampoco se podían asegurar respuestas por su parte, ya
que ambos estaban en el mismo estado de ánimo.
Ayami procuro seguir sus
días con alegría y el ánimo habitual que ella tenía para no preocupar a los de
su alrededor, por su parte-Tsubasa-seguí con su vieja actitud de chico
despreocupada y la ignoraba por completo, a veces hablaba con Nana y Sakura
pero nunca nombraba a Ayami. Esto dolía, Ayami sentía ese rechazo y dolía.
Cansada de tanto desprecio de parte de Tsubasa, a la salida de una clase de
gimnasia se aproximó al el decidida y molesta. El la miro sorprendido, ya que
hacía semanas que no hablaban y casi ni se miraban.
—¿Asi van a ser las cosas? —Le
pregunto con un estado de ira profundo que con tranquilidad pudo contener.
—¿De qué hablas? —pregunto
desentendido, aunque sabía exactamente de que hablaba.
—Lo quieres de ese modo, de
ese modo será. Nunca volveré a hablarte —Dio media vuelta con intención de
retirase, pero él la nombro y provoco que se detuviera—¡¿Qué?!
—Asi quiero que sea ¿O no
entendiste en la terraza?
Ayami quedo atónita mirándolo
fijamente, este no demostraba expresión o sentimiento alguno, haciendo que el
dolor fuera más intenso. Para suerte de ella, Kai pasaba por ahí y noto la
tensión de ese par. Se aproximó rápidamente a ellos y tomo a Ayami del brazo
llevándosela con él, antes miro a Tsubasa con desprecio. Al verlos alejarse
juntos, el dolor que Tsubasa sintió fue más intenso que nunca, solo le quedo
soltar un largo suspiro y seguir su camino, el cual no era en dirección a lo
que más amaba.
La nieve se apodero de las
calles en esta época tan festiva, las clases no eran tan largas e intensas, las
festividades le daban un respiro a los estudiantes y las no tan largas pero muy
deseadas vacaciones de invierno habían llegado. Los estudiantes se encontraban
en su último di de clases, el cual aprovechaban para despedirse y saludarse por
las fiestas, ya que algunos tal vez no se encontrarían. Aunque en el salón de
clases de Ayami, los estudiantes habían decidido pasar Navidad juntos y ver los
fuegos artificiales juntos en un puente muy famoso de su ciudad frente a un
hermoso parque, donde la vista era la más hermosa en toda época del año, pero
esta no asistiría ya que había prometido reunirse con Kai ese mismo día. Nana y
Sakura lo sabían, por lo que procuraron cubrirla con el resto del salón para
que no recibiera acosos o preguntas de si estaban saliendo o enamorados; aun
asi había alguien que sabía la verdad pero guardo sus palabras también negando
que asistiría ese día. El padre de Tsubasa era estricto en esa fecha y quería
pasarla junto a sus dos hijos, ya que en año nuevo siempre viajaba por negocios.
El día terminaba, todos se
abrigaban bien y llevaban sus bolsos. Ayami no pudo evitar seguir con la mirada
a Tsubasa hasta que atravesó la puerta del salón y se fue. Algo en su pecho no
le permitió seguirlo pero tampoco dejar de pensar en él. Sus amigas lo vieron
todo, aunque no hablaron nada al respecto al menos hasta abandonar el salón. Ya
en la calle, en dirección a sus hogares, no nombraron a Tsubasa para nada.
—Entonces… ¿Te verás con Kai
después de todo? —pregunto curiosa Sakura, a lo que Ayami solo se limitó a
asentir.
—¿Luego vendrás con nosotros
o estarán todo el día juntos? —agrego Nana sus dudas.
—No lo sé, pero de todos
modos nos reuniremos al atardecer.
—Entonces podemos reunirnos
por la mañana, asi al menos nos vemos —dijo sonriendo Sakura parándose frente a
las demás sin dejarlas avanzar—¿Qué les parece? Tomaremos algo caliente y lo
acompañaremos con algo dulce, asi podremos intercambiar nuestros regalos.
Las palabras de Sakura
lograron una sonrisa en Ayami que hace días no se veía.
—¡Qué gran idea! —respondió
Nana acompañada de los ánimos de Ayami y su sonrisa—¡Entonces asi será!
Por un instante, en esa
tarde fría y gris, Ayami recupero su ánimo sintiéndose feliz. El camino separo
a las amigas, por lo que los pensamientos dolorosos volvieron a una de ellas.
La nieve precia tan espesa que le dificultaba el caminar, sus ojos solo miraban
el horizonte y rendida ante sus pensamientos paro en una esquina sin pensar, la
gente a su alrededor la miraba extrañada pensando cómo podía parar ahí con
tanto frio y con el sol a punto de ocultarse. Pero Ayami no notaba nada, solo
estaba allí pensando.
—¡Estúpido Tsubasa! —Murmuro.
—¿A quién llamas estúpido?
Ayami oyó una voz muy
familiar y al voltear era el, era Tsubasa mirándola molesto por nombrarlo y
tratarlo de estúpido. Ella no se había percatado que desvió su camino y no
estaba yendo a su hogar, sino al departamento de Tsubasa. Tal vez le había
quedado la costumbre en sus pies, pensaba ella o tal vez su corazón los domino
por un instante sin que lo notara.
—¿Estas viva? —pregunto con
sarcasmo al no recibir reacción por parte de ella—¡Ayami!
Insistió ya que no recibía
respuesta le pellizcó una mejilla, lo que hizo que al fin reaccionara con un
grito de dolor.
—¡¿Qué haces, tonto?!
—Es que no reaccionabas,
pensé que habías muerto congelada. No pensé que eras tan tonta como para
quedarte ahí parada con este frio.
Ayami estaba más que
sorprendida, hacia días que no oía la voz de él.
—Es que… Es que… —Miro a su
alrededor y noto que no era su camino diario—¡¿Qué hago aquí?! —Se preguntó
sorprendía.
—Ahora te volviste loca.
Después de decir eso, siguió
su camino dejándola atrás pero Ayami lo siguió, al fin había logrado volver a
escucharlo.
—¡Espérame!
—No me sigas…
—Pero tengo mucho frio y mi
casa está en otra dirección ¿Acompáñame a esa cafetería?
—¿Por qué debo acompañarte?
—Porque fue culpa de tu
cuerpo que me acostumbre a ir en esta dirección, ahora acompáñame.
—Estas… —Antes de que terminara
de responder, Ayami lo tomo del brazo y entraron juntos al café.
Sin dejarlo hablar, ordeno
una taza de café bien caliente para ambos. Ayami temblaba del frio y ansiaba
por beber ese café, mientras que Tsubasa solo miraba la ventana, hasta notar
que las piernas de ella temblaban de frio. Miro como frotaba sus manos y
temblaba, por lo que tomo su bufanda y se la lanzo a la cara.
—Puedes usarla —Le dijo
mirando por la ventana, no se atrevía a encontrar sus ojos con los de ella.
—Gracias —dijo con amabilidad
y sonrió.
Después de un rato, los café
llegaron y los tomaron en silencio, al menos por un buen rato el cual se tornó
en un momento un poco incómodo.
—¿No iras a la fiesta de
navidad que dará la clase? —Ayami rompió con el silencio.
Este solo negó con un
movimiento de cabeza.
—Ya veo ¿Te reunirás con tu
padre, verdad?
Este levanto la mirada, ella
se acordaba.
—Si… Luego él debe viajar
junto a mi hermano esta vez, asi que no puedo faltar —respondía con desinterés.
—¿Hablaras con él? —pregunto
sonriendo.
El solo admiro su sonrisa
sin responder por unos minutos, luego bajo la mirada y se encogió de hombros.
—¿Debería?
—¡Claro que sí! Ni se te
ocurra pensar en no hacerlo, él debe saber que siente su hijo. Debe saber que
lo quieres y admiras, pero por pequeñas diferencias se distancian.
Ayami dijo exactamente todo
lo que el sentía, lo que el no podía comprender como ella podía entender los
sentimientos de los demás asi de fácil pero era muy torpe cuando se trataba de
los de ella misma. Soltó una risa y sonrió al verla confundida por su repentina
reacción.
—Lo hare, no te preocupes —sonrió.
Ayami se sintió aliviada y
alegre de poder haber vuelto a ver esa sonrisa, que al fin estaba en el rostro
correcto. Después de terminar sus bebidas, salieron juntos y se despidieron
amablemente. Aunque ella sentía que algo debía decirle no pudo hacerlo, sus
pies comenzaron a andar por si solos sin parar hasta llegar a su hogar, donde
su familia la esperaba cálidamente y con espíritu navideño y festejos, a
diferencia de Tsubasa, que solo estaba en su vacío departamento acompañado con
la pequeña pero no menos importante compañía de su gato.
—Detesto sentirme tan feliz
al verla sonreír, pero lo que más detesto es que esa sonrisa no será mía… —murmuraba
en el silencio.
Ella se sentía extraña esa
noche en su cama, no podía quitar de su mente la sonrisa de él y cada vez que
intentaba olvidarlo sus memorias aparecían ante ella, recordando los momentos
que debieron enfrentar juntos ante su problema de cambio de cuerpo, también la
vez que comenzaron a ser más cercanos y la noche en que ambos se fueron
honestos mutuamente. Pero el pensamiento que más se recalco fue el día en el
parque y las palabras que salieron de la boca de él, palabras que ella nunca
pensó que el diría y sentimientos por ellas que no creía posible que
provinieran de Tsubasa. Asi comenzaron las preguntas ¿Qué sentía ella por él?
¿Por qué no podía olvidar esos sentimientos? Realmente esa noche quería verlo
más que nunca lo había deseado antes, solo verlo sonreír como esa tarde en que
compartieron juntos el café.
Al día siguiente se levantó
temprano para ir a comprar los regalos a sus amigas y a sus pequeños hermanos,
recorrió varios lugares esa mañana. Encontró cosas muy hermosas, lo que le
contaba decidirse, pero al fin encontró los regalos indicados; a Sakura le
compro unos aretes en forma de corazón muy brillantes y rosados, lo cual iban
muy bien con su personalidad, y a Nana la novela que tanto deseaba. Ya con sus
regalos envueltos, comenzó a caminar y mirar cosas solo por gusto hasta llegar
a un local donde había un muy lindo colgante de celular en forma de gato, muy
parecido al que Tsubasa tenía como compañera y amaba. Asi que entro al local y
lo compro sin pensar bien las cosas, ya que no vería para navidad a Tsubasa y
si lo viese después ¿Se atrevería a entregárselo?
De regreso a casa, con los
regalos en su mano incluyendo el de Tsubasa, comenzó a pensar en escusas para
entregárselo a él. Fue un impulso comprarlo, solo lo vio y pensó en él, sabía
que sus acciones eran extrañas ya que no había respondido a sus sentimientos y
este tipo de reacciones por su parte la hacían sentir extraña.
—Quiero verlo… —suspiro, ya
parada frente a su casa.
Flor ~Hana Sakura~
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